La certificación ISO 9001 implica una serie de pasos bien estructurados que permiten asegurar la calidad, la mejora continua y el cumplimiento de requisitos internos y externos. Primero, se diagnostica la situación actual de la empresa para entender sus procesos, definir el alcance del sistema y recopilar evidencia documental. Luego se crea la estructura de gestión mediante la definición de procesos, roles y responsabilidades, así como la elaboración de la documentación necesaria. A continuación, una vez en funcionamiento, se monitoriza mediante auditorías internas, se identifican desviaciones y se aplican acciones de mejora. Finalmente, se lleva a cabo la auditoría externa para certificar el sistema, seguido de un mantenimiento constante para asegurar que los estándares se siguen cumpliendo.
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