La alta dirección desempeña un papel decisivo en el Sistema de Gestión de la Calidad ISO 9001, ya que su liderazgo determina la dirección, coherencia y eficacia del sistema. Su compromiso se refleja en la definición de la política de calidad, la alineación estratégica de los objetivos, la asignación adecuada de recursos y la comunicación clara de responsabilidades. Cuando la alta dirección impulsa la participación, fomenta la cultura de calidad y orienta la organización hacia la satisfacción del cliente y la mejora continua, el sistema deja de ser un requisito documental para convertirse en una herramienta real de gestión que fortalece los procesos y asegura resultados sostenibles.
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