El acceso entre operadores de redes, el alto volumen de información y activos digitales que las organizaciones almacenan y procesan es uno de los grandes desafíos de las corporaciones en esta revolución 4.0. Es fundamental proteger la información.
En la actualidad las organizaciones están sometidas a una gran cantidad de riesgos de todo tipo y procedentes de fuentes que hasta ahora apenas se habían tenido en cuenta. El reto consiste en monitorizarlos, gestionarlos y tenerlos presentes para la toma de decisiones. Para ello contamos con los indicadores clave de riesgo.
Las empresas son constantemente acechadas por riesgos. Son tantos y tan distintos entre sí, que es imposible que nos preparemos para todos los riesgos existentes. Necesitamos reparar en ellos de manera concienzuda para prevenirlos y gestionarlos, para eso contamos con herramientas como el análisis de riesgos, el plan de continuidad del negocio, el análisis de impacto empresarial, entre otros.
El riesgo operativo es el riesgo más antiguo de todos. Este riesgo se aplica en cualquier tipo de organización sin interesar su actividad económica. Está presente siempre y cuando estén implícito, recursos, procesos y herramientas tecnológicas.
Con la evolución de la tecnología y el gran avance del internet para navegar en las diferentes plataformas, se encuentra la facilidad de realizar acciones en la red. Desde la creación de páginas web, envió de documentos y pagos en línea. Los cibernautas se ven gravemente comprometidos si no encuentran los elementos adecuados que los protejan. Al igual que la vulnerabilidad que pueden sufrir las organizaciones, y es de ahí donde nace la seguridad informática con la norma ISO 27001; la cual cuenta con un gran respaldo como la inclusión de la norma ISO 27032 de ciberseguridad.
El sistema de Control Interno en la organización se compone de todas aquellas actividades que se desarrollan para conseguir un buen funcionamiento de la organización y sus procesos. Su objetivo es claro, maximizar la eficiencia, evitar sobrecostos, pérdidas y el empleo de recursos excesivos que puedan afectar a la rentabilidad de la organización.
La seguridad de la información se ha vuelto un tema tan vasto y con tantos aspectos por cubrir, que se hace necesario echar mano de todas las herramientas que nos faciliten su gestión. Las automatizaciones son muy útiles al respecto, pues hacen más efectivas las estrategias de defensa de la información, permiten responder ágilmente a los incidentes, nos recuerdan los compromisos del sistema de gestión, sirven para comunicar rápidamente las situaciones mientras ocurren, ayudan a medir los niveles de riesgos, coadyuvan a asignar responsabilidades, son un apoyo a la hora de cumplir con los SLA (acuerdos de niveles de servicios), entre otros.
Los riesgos de seguridad de la información son numerosos y muy reales, dice Dejan Kosutic, experto en ciberseguridad. Por eso proteger nuestros activos es un deber y un derecho que requiere una dirección y un compromiso claros desde arriba, la asignación de recursos adecuados, arreglos para promover buenas prácticas de seguridad de la información en toda la organización y el establecimiento de un entorno seguro. Pero ¿cuáles deben ser esas prácticas que garantizaran la preservación de la confidencialidad, integridad y disponibilidad de la información en la organización? Hicimos un compendio y te contamos todo sobre las 11 más importantes.
Firma electrónica en gestión de incidentes y control operacional
Las actividades definidas dentro de los procesos se definen de acuerdo al nivel de responsabilidad que debe asumir un cargo o rol. Esto permite clasificar su criticidad con base en el impacto que genera la materialización de un riesgo, sea por falta de un sistema de gestión que permita evaluarlos o por la aplicación de controles que no se alinean al estado real de la organización.